¿Cómo conseguir que la cultura empresarial llegue hasta el último empleado?
Hoy he escuchado el podcast Tengo un Plan, en el que Paco Ávila, empresario, inversor y visionario educativo, compartía una reflexión muy interesante sobre un reto que viven muchas empresas al escalar: la comunicación interna y la cultura empresarial.
Paco es cofundador del Instituto MEDAC y promotor de la universidad online UTAMED, dos proyectos que han revolucionado la formación profesional y universitaria en España. En la entrevista, contaba que, a medida que las compañías crecen, mantener viva la cultura y la conexión entre todos los miembros del equipo se vuelve un desafío enorme.
“Lo difícil no es crear cultura, sino conseguir que llegue a todos los empleados, que se conozcan entre ellos, que sepan cómo va la empresa, sus éxitos, sus fracasos, sus objetivos y sus logros.”
Y tiene toda la razón.
La cultura empresarial no se transmite con cuatro newsletters al año ni con tres eventos de networking. La cultura se construye día a día, en cada interacción, en la forma en que se comunican los líderes, en cómo se toman las decisiones y en cómo se celebran (o se aprenden) los errores.
El reto de la comunicación interna en las empresas que escalan
Cuando una empresa crece, la estructura se vuelve más compleja. Los equipos se multiplican, aparecen nuevos mandos intermedios, y la distancia entre la dirección y los empleados de base aumenta. Lo que antes se resolvía con una conversación en el pasillo ahora necesita canales, procesos y herramientas.
El resultado: fugas de información, desconexión emocional y pérdida de sentido de pertenencia.
Y sin una comunicación fluida, la cultura se diluye.
¿Cómo lograr que la cultura empresarial se viva de verdad?
Existen muchas estrategias y herramientas para fortalecer la comunicación interna y hacer que la cultura llegue a todos los niveles de la organización. Algunas de las más efectivas:
1. Comunicación constante y bidireccional
No basta con informar: hay que escuchar. Las reuniones de equipo, las encuestas de clima y los canales abiertos de feedback (como Slack o Microsoft Teams) ayudan a mantener el pulso del equipo y detectar a tiempo posibles fricciones.
2. Líderes como embajadores culturales
La cultura no la transmite el departamento de RRHH, la transmiten los líderes con su ejemplo. Cuando los responsables de cada área comunican, reconocen y actúan alineados con los valores de la empresa, esa coherencia se contagia.
3. Ritualizar la cultura
Celebrar los logros, dar visibilidad a los proyectos exitosos, compartir los aprendizajes de los fracasos, explicar hacia dónde va la empresa… todo eso genera identidad. Pequeños rituales como un “Friday Update”, un desayuno con dirección o reuniones trimestrales abiertas marcan la diferencia.
4. Herramientas digitales de conexión
Hoy hay soluciones muy potentes que pueden reforzar la cultura empresarial:
- Workplace by Meta, Microsoft Viva Engage o Slack: fomentan la comunicación transversal.
- Notion, ClickUp o Confluence: documentan procesos, valores y objetivos de forma accesible para todos.
- Vídeos internos o podcasts corporativos: humanizan el mensaje y llegan mejor que un email frío.
5. Integrar la cultura desde el onboarding
El primer día de un nuevo empleado es clave. Transmitir la misión, los valores, los hitos y las historias reales de la empresa desde el minuto uno crea sentido de pertenencia y compromiso desde el inicio.
La cultura no se cuenta, se vive
La gran lección que deja Paco Ávila en la entrevista es que la cultura empresarial no es un discurso, es una experiencia compartida.
Cuando los equipos saben qué representa su empresa, qué impacto genera y cómo contribuyen ellos a ese propósito, el trabajo se transforma en algo más que cumplir tareas: se convierte en construir un proyecto común.
Y eso —como bien decía Paco— no se logra con cuatro newsletters al año, sino con coherencia, cercanía y una comunicación interna viva, constante y humana.
Reflexión final:
En un entorno donde las empresas crecen, cambian y se digitalizan a gran velocidad, la comunicación interna se convierte en el nuevo liderazgo. Las compañías que sepan mantener viva su cultura en cada rincón, serán las que realmente trasciendan.